Una vez, para el colegio, tuve que hacer una disertación en inglés. Se me ocurrió tomar un artículo de la Rock & Pop sobre un grupo nuevo (en esa época) que presentaba su primer disco: Jamiroquai. Ahí me dediqué a traducir un texto que hablaba sobre la historia de la banda, su estilo musical, etc. Hasta que llegué a enterarme que los primeros acordes de la canción "When you gonna learn" eran producto de un instrumento propio de los aborígenes australianos. Pasaron los años... y hace no mucho tiempo, esta "disertación" me volvió a la mente. Fue cuando me pillé de madrugada frente a una fogata en un lago del sur de Chile rodeada de unas 40 personas que no conocía y que en la oscuridad, menos las veía. Todo tranquilo, hasta que escuché algo que me era familiar: era un didjeridoo. Literalmente, me quedé pegada a su sonido que es increíble. Al rato, me acerqué a hablar con el tipo que lo tocaba... la verdad es que no hablamos mucho, él sólo quería tocar y yo escuchar. Bendita suerte.
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A veces, las palabras sobran, eso es lo bueno de la musica, incluso uno puede impregnarse de recurdos para acompañar notas melodicas en nuestra cabecita, como tu bien haz dicho, uno solo quiere "escuchar" simplemente
Saludos