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Toda mi vida he sido de las que lee el horóscopo… lo reconozco, tengo un serio problema con “intentar” saber que me ocurrirá en el futuro. Debe ser mi inconformismo de sentir que no estoy bien por lo que tengo que tener alguna certeza de que todo “podría” estar mejor en el futuro. Mmmm. Lo más extraño del asunto es que estoy consciente de que no me sirve leerlo "porque mi experiencia lo demuestra", pero insisto en hacerlo.

Creo que tirarse las cartas es peor, porque según lo que entiendo se debe pagar a la persona que te lo hace “para que resulte”. Y lo he hecho. Así que no solamente he gastado mi tiempo en leer aquella revista que típico llega a mis manos sino que, además, le pago a alguien para que me diga que me pasará mañana.

Y bueno, hace años fue la primera vez que me las tiré, con tan mala suerte que me hizo hacer TODO LO QUE NO DEBIA HACER. Pero claro, como el tarot es TAN sabio, tuve que caer (¿dije me hizo hacer?).
Hace un tiempo accedí a que me las tiraran de nuevo, pero esta vez mi grado de escepticismo era tal que para ser sincera, más que creer me dediqué a cuestionar todo lo que me decían, como si a la persona que tenía al frente le importara que le rebatiera las cosas que decía sobre MI vida…. Al fin y al cabo, ¡es mi vida! ¿A quién le importa realmente lo que me pase? O más bien, ¿quién más que yo sabe lo que me conviene?.

Buscar las soluciones en los otros cuando de verdad me falta mirarme más a mí misma es un gran tema. El cuerpo es sabio, el corazón, también. Siento con el corazón, pero necesito sentir también algo en el cuerpo para confirmar cuál es el camino que debo seguir. Cuando se me olvida que esa afirmación debo buscarla en mí es cuando llego a la sección "horóscopo" y me detengo aunque sea un minuto fantaseando acerca de lo que me dice una visionaria acerca del amor, de la salud y del dinero.